Incluyen televisión e Internet y entran dentro de la apuesta que la cadena televisiva viene haciendo por el deporte. Actualmente esos derechos están en poder de Telecinco y TV3 (para el territorio catalán).
Al parecer la cifra del contrato asciende a 40 millones de euros al año. Telecinco está pagando 15 millones. Pero lo de menos, en este caso y para este Observador, es el precio. El mercado se rige por la oferta y la demanda. Lo que le ha llamado la atención es la reacción no sólo poco elegante, sino nada respetuosa y un tanto destemplada que han tenido los responsables de la cadena de Mediaset.
No se puede tildar a la gente de Mediapro de “un grupo de aficionados y novatos”, y de distorsionar el mercado. En un modelo económico como el nuestro cada cual puede hacer con su dinero lo que le venga en gana. Y tiene derecho a triunfar y hasta a arruinarse. Para Mediapro puede tener sentido la adquisición por ese precio, dentro de su política de potenciar la identidad deportiva de La Sexta y de abrirse un hueco en las audiencias, y para Telecinco no. ¿A qué viene la descalificación? OBSERVADOR