Perdimos, perdimos otra vez. Un año más, regreso agridulce desde Cannes, con casi nada que rascar en televisión, aunque un Grand Prix para Shackleton y bastantes premios en otras categorías. Y, como también les pasa a los anunciantes, en la creatividad se sigue pensando primero en televisión y sólo mucho después un poco en el resto.
La lucha. Cabreo de algún jurado español por las componendas y batallas internas, como si se hubiesen caído ahora del guindo y no se supiese que en Cannes prima y seguirá destacando lo anglosajón. Después de la euforia por la short list, el Bruce Lee terminó sonándoles a chino y Amo a Laura posiblemente ni se entendió. También es cierto que no sé si muchos publicitarios premiarían el videoclip sin conocer muy bien todo lo que había detrás. Aunque era de esperar que los jurados de Cannes lo supiesen, que se supone que son de los más listos en esto.
Un Grand Prix para casa. Eso sí, la felicitación para Shackleton, que está que se sale. Aunque su pasta les ha costado por el mogollón de inscripciones realizadas.
Ti llamo, ¡Qué idea! Dejando a un lado los festivales, hace un par de años Dimensión nos divirtió con una campaña promocional para Euskaltel en la que se parodiaban los primeros videoclips y adaptaba una canción italiana cambiando el Ti amo por un peculiar Ti llamo. Fue premiada en San Sebastián, creo que con una plata. Ahora aparece un anuncio con los mismos planteamientos, pero sin ninguna gracia, firmado por Movistar. Lo mejor de todo es que en este caso la canción adaptada es precisamente ¡Que idea!
Medio siglo de 600. Con todos motorizados, cabe recordar que en esos días se han celebrado los 50 años del primero 600, ese peazo automóvil que motorizó a los españoles. Entonces no hacía falta publicidad para venderlo, había una lista de espera que te pasas. Lo sorprendente es que todavía ocurre en ocasiones: si quieres un C4 Picasso, Citro
