Una marca potente, conocida y envidiada en todo el mundo, que en teoría encarna los valores más elevados, puede acabar desvaneciéndose si no logra conectar con los jóvenes, su sostén para el futuro.
El COI, consciente de este problema, decidió encargar el año pasado una campaña de publicidad mundial para transmitir a los jóvenes los valores del olimpismo, que corren el peligro de perderse ante la avalancha de mensajes comerciales que rodean a los juegos. Y ha sido una agencia española, Sra. Ruhsmore, la encargada de crear la campaña que intenta trasmitir a los jóvenes de todo el mundo el espíritu que hace que muchos de ellos dediquen los mejores años de su vida a superarse y a lograr los récords deportivos.
Deportistas que están fuera de toda duda y que se hallan por encima del bien y del mal,