CP Proximity ha desarrollado un programa de incentivos, un viaje a Brasil, para los empleados de Barclays. Así, los 100 mejores del año, junto a sus parejas, cambiarían por unos días sus mesas, ordenadores y clientes por las playas, paisajes y personajes de Río de Janeiro. El objetivo era que los ganadores se metieran en el papel y disfrutaran del viaje incluso antes de que diera comienzo.
A la hora de decidir cómo se haría llegar a los empleados de Barclays los diferentes mensajes, CP optó por no saturarles. El verdadero protagonista tenía que ser el viaje. La labor de comunicación debía limitarse a incentivar su disfrute y a que conocieran a sus compañeros que, aunque trabajaban en la misma empresa, procedían de distintos lugares de España y, por tanto, en muchos casos no existía relación previa.
Desde la agencia se señala que el fin de todo viaje es olvidarse por unos días del trabajo y disfrutar. Así que se decidió articular todas las piezas para que, además de informar, divirtieran y sumergieran al receptor más a fondo en la cultura brasileña.
Para comenzar a trabajar se buscó teñir todas las acciones de uno de los grandes tópicos del destino elegido: la samba. Se construyó el concepto Mais samba e menos trabalhar, expresión brasileña muy reconocible en nuestro país.
La primera pieza que se envió fue un mailing para dar la enhorabuena por ser uno de los ganadores del viaje a Río de Janeiro. En el mismo se incluían rotuladores con los colores de la bandera brasileña, todos ellos de la marca Carioca, y se les invitaba a informarse sobre qué otros cariocas existían además de los rotuladores. La respuesta evidente era los habitantes de Río de Janeiro. Por tanto, la pieza invitaba a conocerlos y a familiarizarse con ellos en el viaje de incentivos que acababan de ganar. El resto de las comunicaciones se limitaban a piezas que se encontraban en sus habitaciones informándoles sobre las siguientes actividades que tendrían lugar.
Por ejemplo, el primer día, nada más llegar al hotel, encontraron una camiseta conmemorativa del viaje, que también servía para reconocer al resto de compañeros. Junto a ella esperaba un kit para preparar caipirinha y un folleto de bienvenida, bautizado como solarium portátil, que imitaba un reflector de luz para conseguir no perder rayo de sol alguno y poder reflejarlos siempre en la cara.