Y se puede fotografiar a mansalva. Es fácil de manejar y, supongo, fácil de perder. Toda una maravilla.
Más que un invento tecnológico es un acontecimiento social. Es una evasión de las fracturas que proporciona una situación económica que camina hacia la recesión. El lanzamiento ha sido una fiesta, un marketing impecable que ha conseguido convencer a los convencidos de la trascendencia que va a suponer para los ejecutivos contar con un iPhone en el macuto para exhibirlo en reuniones y entrevistas. Se crearán dos castas, la de los afortunados poseedores, los on iPhone, y la de los expectantes, los off iPhone. Todo un fenómeno social que ha conseguido lo que ya no se daba hace mucho tiempo, que los compradores formen largas colas para adquirir el producto. ¿Estaremos retrocediendo al mercado puro de demanda?
¿Me regalará Félix Muñoz el revolucionario móvil o tendré que esperar a ser el comprador 200.001?
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