Precisamente a las compañías que directa o indirectamente están relacionadas con actividades que contaminan. Y a otros más. Lo ecológico, la sostenibilidad, se ha convertido en un valor de comunicación muy en boga, que se supone que da imagen.
No obstante, este Observador, aparte de tomar nota del fenómeno y de constatar la preocupación cada vez más extendida entre ciudadanos y empresas por la sostenibilidad y el medio ambiente, se pregunta por la eficacia publicitaria de un tema que empieza a estar tan manoseado, aún cuando los anuncios suelen contar con unas ejecuciones originales y brillantes, cuando no sorprendentes. Y lógicamente este Observador se pregunta también por la credibilidad, viniendo de donde vienen los mensajes.
Lo que parece seguro es que contribuyen, sin lugar a dudas, a extender la comcienciación sobre estos problemas por parte del público. Lo cual no está nada mal, aunque no sea presuntamente el objetivo que pretenden.
OBSERVADOR