¿Alguna vez has soñado con poseer una bola de cristal que te revele el futuro? Yo sí. Me gustaría tener un objeto reluciente que me mostrara con claridad el futuro para saber tomar las mejores decisiones. Sé que no es posible, pero la tecnología digital sí nos está facilitando, poco a poco, predecir algunos comportamientos de los usuarios en la red. ¿Es el Big Data la nueva bola de cristal?
Y no, no me refiero a la famosa bola de Alaska (“qué tiene esta bola que a todo el mundo le mola”, cantaba en aquel programa de televisión de los años 80). Es indudable que el Big Data “mola” y también está de moda. Avanzamos rápidamente en herramientas y conocimiento para gestionarlo e interpretar los datos, lo que nos permite hacer predicciones no ya a años o meses vista, sino en minutos.
Vemos cómo extraer información del ruido social nos permite adivinar algunos comportamientos de los consumidores. Porque en la red, las opiniones preceden a las acciones.
Un ejemplo: durante el Festival de Eurovisión de este año, Mindshare fue capaz de predecir que Suecia iba a resultar ganadora antes de que comenzaran las votaciones, gracias al análisis del ruido social en Twitter. Un grupo de especialistas interpretó las más de 6 millones de menciones en la red social y simuló el comportamiento de voto de la población a través de fórmulas especiales y fuentes de datos como Brandwatch y Adspired. Así es como la agencia adivinó tanto el ganador como el nombre de otros tres países del top 5.
En esta época de Big Data, el consumidor ya ha proyectado su opinión y acción antes de dar su voto, dinero o tiempo a cualquier producto o servicio. El análisis de la información del ruido en redes sociales nos permite, además, aumentar el grado de conocimiento sobre el público, lo que puede traducirse en una oferta más ajustada a sus intereses.
De ahí que el buen uso del Big Data puede servir para aumentar el valor de la publicidad, ya que el usuario observa cómo, gracias a los datos que cede, obtiene a cambio una mayor personalización. Quizás el buen uso del Big Data sirva para disminuir la sensación de que la publicidad es un estorbo, gracias a un aumento del engagement.
No hay duda de que la utilización inteligente del Big Data supone una ventaja competitiva para las marcas, ya que su análisis les ayuda a personalizar servicios y productos, gestionar riesgos o adelantarse a la competencia. El uso de todos estos datos nos presenta posibilidades infinitas, todavía por explorar.
El volumen de datos que manejamos no va a hacer sino crecer: si en 2013 se registró un tráfico de 18 exabytes de datos móviles [un exabite equivale a 1.000 millones de gigabites], en 2018 esta cifra se disparará hasta los 190. El crecimiento del ‘Internet de las cosas’, con objetos y dispositivos conectados a la red, está desencadenando una ola de nuevas posibilidades para recolectar información: no sólo desde nuestros teléfonos móviles y ordenadores, sino desde las tecnologías wereables, objetos del hogar, datos de compras y comentarios en redes sociales.
Por eso el análisis de los algoritmos está impulsando cambios que transforman los negocios, la economía, las sociedades… aportando innovación, eficiencia y nuevos insights a nuestras vidas diarias: desde contenidos educativos más creativos, a dispositivos para controlar la salud, o nuevos sistemas para medir las emisiones de carbono. El Big Data facilita que los dispositivos y las personas se comuniquen de manera virtual, desde cualquier sitio, en cualquier momento, facilitando los servicios hiper personalizados.
Desde las agencias de medios nos enfrentamos a un interesante reto: convertir el Big Data en una herramienta inteligible y útil para que nuestros clientes puedan tomar mejores decisiones en sus estrategias de marketing. El uso de todos estos datos nos presenta posibilidades infinitas, todavía por explorar.
Beatriz Delgado, CEO de Mindshare Spain