De hecho, los balcones de la agencia lucen carteles llamando a cuidar y respetar la limpieza del barrio, como recordatorio de dónde están situadas las oficinas, aunque el ambiente de diario es muy lejano al de las noches festivas.
Jordi Palomar enseña primero, y orgulloso, el edificio corporativo, recordando que su restauración fue labor del ex presidente de JWT, Ángel Falquina, que falleció repentinamente, muy joven. Luego habla sin reparos del sector, de la importante reorganización del grupo que tuvo que asumir hace un par de años, y, sobre todo, recuerda el reciente gran éxito de las pasadas Navidades, la película de Freixenet dirigida por Martin Scorsese, que puede ser una metáfora del renacimiento de JWT, al menos en notoriedad popular, pues, sin duda, se ha convertido en uno de los acontecimientos publicitarios de los últimos tiempos.
IPMARK. En el actual grupo JWT ¿qué queda de las míticas agencias JWT y Delvico?
Jordi Palomar. Cuando yo nací, JWT celebraba su primer centenario, ya que fue fundada en 1864. Es una marca de servicios que está entre las dos o tres mayores agencias del mundo. JWT nunca ha sido tan grande en España como ahora, si bien actualmente funciona como grupo con diferentes nombres, y antes estábamos acostumbrados a que fuera sólo una agencia.
IP. ¿Cuál diría que es la situación actual del grupo después de todos los cambios?
J. P. Muy buena, porque nos adelantamos a la mayoría de los grupos en el rediseño y adecuación de las operaciones, lo que nos ha permitido estar en posiciones de liderazgo con casi todo solucionado: Delvico entre las mayores y más interesantes agencias del país, y JWT