El trabajo parte de una narrativa construida en torno a un personaje, Lilou, cuya historia simbólica conecta la Provenza francesa con la ciudad de Nueva York. El enfoque busca reflejar una dualidad personal que se traslada directamente al diseño del producto. La botella se presenta con la etiqueta colocada del revés, un gesto que quiere subrayar el carácter no convencional de la propuesta y mostrar distintas facetas del personaje representado. «Para este proyecto de branding y packaging, “hemos partido del viaje personal de descubrimiento de la propia Lilou, desde su Provenza natal hasta Nueva York, para romper las normas y mostrar la dualidad que en todos nosotros habita”, explica Paco Adín, director creativo de Supperstudio.
En el diseño se combinan referencias estéticas de la Costa Azul con elementos gráficos inspirados en el arte urbano neoyorquino. «Este espíritu rebelde, queda patente en su packaging, Lilou se etiqueta del revés, presentando las dos caras de momentos diferentes de su vida: combina en sus rasgos el encanto chic de la Costa Azul con guiños a movimientos artísticos urbanos de la vida en Manhattan. Este recurso, no solo nos permite abrir una ventana a su interior lavanda, sino que además introduce un punto de vista distinto, un retrato trasero de Lilou; algo poco habitual en packaging», añade Adín.
El tapón, concebido como un tocado, mezcla un diseño metálico de estilo punk con un patrón óptico en espiral en blanco y negro.
La ginebra Lilou se produce en el Château de Saint Marti, en un entorno agrícola del sur de Francia. Su receta incluye botánicos de la Provenza y un matiz salino derivado de ostras, lo que contribuye a dotarla de una identidad singular. Según sus creadores, la propuesta busca distanciarse de la coctelería clásica apostando por un enfoque más personal y versátil.