Corea del Norte ha reabierto sus fronteras a un pequeño grupo de turistas occidentales por primera vez en cinco años, después de haber cerrado sus puertas a causa de la pandemia del COVID-19. Los viajeros eran provenientes de Reino Unido, Canadá, Grecia, Nueva Zelanda, Francia, Alemania, Austria, Australia e Italia.
El viaje fue organizado por Koryo Tours, con sede en Pekín, y consistió en una excursión de cinco días a la ciudad fronteriza de Rason, en el noreste de Corea del Norte. Así, los turistas cruzaron a Corea del Norte desde China por vía terrestre y durante su estancia visitaron fábricas, tiendas, escuelas y monumentos dedicados a los dos primeros líderes del país, Kim Il-sung y Kim Jong-il.
Intento por la reactivación del turismo
Antes de la pandemia, el turismo era una fuente importante de divisas para Corea del Norte, aunque las restricciones a los viajeros extranjeros han sido constantes, como la prohibición de tomar fotos en lugares sensibles y la obligación de contar con guías locales. La reactivación de estas visitas internacionales se interpreta como un intento de Corea del Norte por reactivar el sector turístico y obtener ingresos para aliviar su economía, que se encuentra severamente afectada por las sanciones internacionales.
Por ello, desde 2022, Corea del Norte ha comenzado a abrir gradualmente sus fronteras, permitiendo la entrada de turistas rusos, con unos 880 rusos visitando el país a lo largo de 2024. Esta reactivación del turismo también podría estar vinculada a la inauguración prevista de un importante centro turístico en la costa oriental del país para junio, un proyecto que, según expertos, refleja el interés del régimen por atraer más turistas internacionales y fortalecer su economía.
Este cambio en la política de turismo podría ser un indicio de que Corea del Norte busca nuevas fuentes de ingresos a medida que se enfrenta a crecientes desafíos económicos y la presión de las sanciones internacionales.