Las opiniones mayoritarias en los medios y en las redes sociales apoyan al clásico Tío Pepe, que forma parte indudable de la identidad de la plaza más emblemática de la capital de España. No entiendo porque molesta a la tienda que esté el anuncio en su azotea, pero aún es menos comprensible que el Ayuntamiento no obligue a mantenerlo. ¿Alguien se imagina que en Picaddilly Circus o Times Square desapareciesen los luminosos por un simple cambio de propietarios o realquilados de los edificios, y que los ayuntamientos de Londres o Nueva York no dijesen nada? Paradójicamente, la firma que en 1984 se presentaba como una revolución enfrentada al alineamiento general parece hoy dispuesta a eliminar, o al menos a ignorar y dejar morir, los símbolos locales más singulares. Y no creo que el Tío Pepe sea una amenaza para la manzana. Y aunque el anuncio fuera de sidra El Gaitero tampoco estaría justificado.
Exterior social. El tema coincide con las XXI Jornadas de Publicidad Exterior celebradas en Córdoba, que tuvieron la nota claramente positiva de no citar la palabra crisis en prácticamente ningún momento, y dedicarse a analizar el presente y futuro del medio centrados sobre todo en las oportunidades. Así, se habló mucho de exterior digital como la fuerte transformación que supone para el medio poder emitir mensajes adaptados al momento y lugar, e interactuar con los consumidores a través de los teléfonos inteligentes con todo tipo de acciones. Eso sí, una queja absolutamente justificada: pese a que España es uno de los países donde más se vive en la calle y hay mayor número de smartphones, la mayoría de los ejemplos y casos prácticos más destacados proceden de fuera. Un toque de atención claro a la creatividad y las posibilidades que ya existen, pero apenas son aprovechadas.
Acercamiento. Otra nota muy positiva de las jornadas organizadas por la AEPE fue la presencia de profesionales de JC Decaux y CBS Outdoor, en lo que esperemos que sea un acercamiento hacia la colaboración real de todo el medio. Es evidente que estamos en un sector muy competitivo, pero la unidad y máxima representación de asociaciones como la AEPE no perjudica a nadie y puede beneficiar a todas las empresas.
Cambio de nombre. La Asociación de Agencias de Publicidad (APA) del Reino Unido ha cambiado su nombre por el de Asociación de Contenidos de Marketing (Content Marketing Association, CMA). El caso es que supongo que sus socios seguirán haciendo publicidad en sus distintos formatos y para todo tipo de canales, porque los objetivos no han variado desde los comienzos más primitivos de la comunicación comercial: una empresa trata de convencer a sus posibles compradores de las bondades de sus productos o servicios. Antes era más fácil, se conseguía con spots, cuñas o anuncios gráficos; hoy hay que inventarse nuevos contenidos para todo tipo de canales, pero en esencia es lo mismo. Por eso me sorprenden estos cambios de denominación adaptados a las modas del momento, como si eso fuera lo más importante en estos tiempos de cambios radicales.
Pesimismo. Con la que está cayendo, no es extraño que el Índice de Expectativas de la Asociación de Marketing de España sea tan pesimista para los próximos meses, augurando descensos en inversión y ventas en todos los sectores. Pero lo más curioso es que hasta los directores de marketing piden un “impuesto a las grandes fortunas”, quizás hasta conscientes de que al crisis la estamos pagando los de siempre, mientras los Ortega, Botín, Roig Ballester, Rato y compañía se hacen más ricos que nunca al tiempo que se permiten dar lecciones de lo que debemos hacer: trabajar más y gastar menos, algo inevitable si nos pagan mucho menos. Va a resultar que los directores de marketing también empiezan a estar indignados.