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Sin ir muy lejos, en un escaparate del Banco Popular se ve el morro de un coche de lujo bajo

Sin ir muy lejos, en un escaparate del Banco Popular se ve el morro de un coche de lujo bajo el titular: “Invertir en lujo siempre es rentable”. Y propone un plan de ahorro personal invirtiendo en artículos de lujo. Como dice un amigo: “La repera, que los pobres financien la prosperidad de las grandes marcas que jamás podrán comprar… mientras el Banco Popular pierde valor en bolsa día a día como una diarrea tropical”. Otra joya, la gran campaña corporativa de Banesto, en la que presume de lo siguiente: “El banco que aprendió a hacer las cosas de otra manera y que, gracias a eso, hoy hace todo lo que un buen banco debería hacer: administrar tu dinero de manera responsable, solvente, y entendemos que este es el tipo de banco que hoy, más que nunca, todos necesitamos”. Y cierra con su nuevo lema: Como debería ser un banco. Deben pensar que la memoria es frágil y nadie se acuerda que Banesto protagonizó uno de los mayores escándalos del sector: tuvo que ser intervenido con un agujero de 2.700 millones de euros, y su presidente es de los pocos que acabó en la cárcel, aunque ahora se permita dar consejos como tertuliano en Intereconomía. Por no hablar de la actitud de ING, que ha terminado excusándose por poner anuncios en la portada de un periódico cuyo contenido editorial ha sido reprobado en las redes sociales.

Vivir del sueño. Y si hablamos de Bankia, con la maravillosa campaña de lanzamiento de la marca que ayudó a convencer a miles de personas a perder sus ahorros, y que además tendremos que pagar todos los españolitos (junto al millón y pico que alguien cobró por dejarla como está)… Aparte del lema esclarecedor, Todo un futuro juntos, quizás por el tiempo que estaremos pagando el agujero, he visto vallas y carteles con un titular que decía algo así como La diferencia entre tener un sueño y vivir de él. Realista, si se entiende que los que tienen un sueño son los clientes y accionistas de Bankia; los que viven de él, pues ya lo sabemos.

Buenas noticias en El Sol. Con la que está cayendo, que aumenten aunque sean ligeramente las inscripciones, y que por primera vez más de la mitad vengan de Latinoamérica y Portugal parece una buena noticia para el primer Sol bilbaíno. A destacar el crecimiento de las campañas integradas, de promociones y de relaciones públicas, indicativo de que el festival empieza a reflejar mejor la realidad comunicativa de las empresas. Sorprendente y hasta cierto punto inexplicable el espectacular incremento de inscripciones en radio, mientras bajan en todos los medios, incluido Digital. Esa radio tan denostada creativamente durante muchos años, y que en 2012 ya ha empezado llevándose el único oro del CdeC.

Patrocinios ‘culturales’. Con la absurda decisión de eliminar toda publicidad de TVE, aparte de crear un nuevo agujero que terminaremos pagando todos, se empezaron a utilizar peculiares patrocinios para tratar de seguir recaudando dinero de la publicidad pero sin que sea publicidad. A partir de ese vacío legal y una indefinición absoluta encontramos temas tan singulares como que el programa en homenaje de Gila no se considere patrocinio cultural; pero claro, como lo paga Campofrío, se diseña un logo donde solo falta la marca de embutidos. Un diario hasta publicó que se trataba de “publicidad subliminal”, como si no se reconociese fácilmente el logo que aparece en los chorizos. Sigue siendo todo un cachondeo con decisiones que parecen tomadas después de una mala noche: quito los anuncios pero admito ¿qué?, ¿cómo?, ¿cuándo?, ¿dónde?; y, sobre todo, ¿por qué? A mí que me lo expliquen.