La AEACP ha puesto el grito en el cielo y señala que denunciará a los supermercados alemanes ante la Comisión Nacional de la Competencia o los Tribunales Ordinarios por las bases del concurso, pero desgraciadamente veo complicado que dicha denuncia tenga la mínima viabilidad, dada la libertad de mercado y que nadie obliga a nadie a regalar su trabajo y sus ideas. Posiblemente ningún anunciante había llegado a tal grado de descaro y desfachatez de ponerlo en una cláusula así en las bases de un concurso, pero yo recuerdo hace tiempo a un fabricante de chorizos y embutidos –algo muy propio y que va con el tema– que hizo un concurso, lo declaró desierto, y más tarde alguna de las agencias participantes vio como las ideas que habían presentado habían sido hábilmente aprovechadas por el choricero. Creo que lo denunció, pero no sé si los tribunales dieron la razón a la agencia o al anunciante.
Con esto de la crisis, hacía tiempo que no se hablaba de los concursos, quizás por la desesperación de las agencias por tratar de conseguir trabajo como sea, cobrando poco, mal o, como en este caso, nunca. Los muchos años de regalar y minusvalorar la aportación estratégica y creativa de las agencias han llevado a este punto. La solución clara y directa es que todas se negasen en rotundo a participar en los concursos que no respeten mínimamente su trabajo, pero apenas conozco casos que lo hagan. En estos tiempos ¿qué directivo de multinacional se atreve a decir a sus jefes y dueños internacionales que no irán a un concurso porque no es remunerado?.
Abusos olímpicos. Lidl no es para nada el único: Álvaro Sobrino [presidente de la ADG-FAD, Asociación de Directores de Arte y Diseñadores Gráficos] lleva tiempo denunciando los abusos en numerosos concursos de diseño convocados por todo tipo de empresas, asociaciones y organismos. Sin ir más lejos, en diciembre, el mismo Comité Olímpico Español (COE) convocó un concurso para elegir el logotipo de la candidatura de Madrid 2020, ofreciendo como premio “una beca destinada a cubrir los gastos de matriculación para cursar estudios en el centro o escuela que elijan cada uno de los integrantes del equipo ganador del concurso, con un máximo de dos personas”. Y un coste máximo de seis mil euros, no vayan a escoger un curso caro. Con todo el morro, esa candidatura que lleva gastados no se sabe cuántos millones de euros en los anteriores intentos fracasados se atreve a decir: “Madrid 2020 quiere convertir en protagonistas a los jóvenes que buscan ansiadamente un futuro. Necesitamos sus ideas, sus iniciativas, sus propuestas y su trabajo. Es el momento de establecer un sistema en el que prime el esfuerzo, el sacrificio, la lucha y el talento, valores contenidos en el espíritu olímpico y que forman parte de la filosofía defendida por el Comité Olímpico Español e Internacional”.
Quién me ha puesto la pierna encima? Por supuesto que el COE necesita pringados que se esfuercen, sacrifiquen, trabajen y luchen gratis, por puro espíritu olímpico. Luego, como no tendrán mucho dinero para vivir, pueden ir a comprar a Lidl donde, con algo de suerte, coincidirán con los empleados despedidos de las agencias que trabajan también gratis. He leído –todavía no la he visto– que La chispa de la vida la protagoniza un publicitario desahuciado por el mercado, que en tiempos había sido el creador del famoso eslogan, y que se pasa toda la película con un hierro en la cabeza. Al menos en esa historia parece que fue un accidente.