Recordamos el éxito y aplauso dedicado a las pastillas contra el dolor ajeno, recordamos el gran premio de televisión/cine con traducción simultanea para sordomudos, recordamos el sonido de los cuchillos Tramontina, yo recordaré para siempre Brilla (el maravilloso spot de Villarrosàs para Nike), recordamos el espectacular pintxo de risotto y foie del Bergara, recordamos que es misión imposible convertirse en el mayorship del Kursaal (que nadie intente serlo de El Tamboril, es mío y solo mío) y recordamos el maravilloso sol que afortunadamente, excepto el jueves, brilló en el Sol.
Sin embargo, algunas cosas comienzan a convertirse en olvido en lugar de recuerdo. Me refiero a las campañas de plata y bronce, incluso ya olvidadas en la gala de entrega de premios, algo que personalmente ceo que no debería repetirse si queremos que, al menos, mantengan su reconocimiento, mérito y valor. Por todo ello, quiero dedicar este artículo a los terceros, a Vincenzo Nibali en el Giro, a Eric Saade en Eurovisión, a Ben Spies en Montmeló…, un homenaje a los bronceados por el Sol.
Un recuerdo para las Maquinitas de Garra de la Cruz Roja Mexicana que, sin llegar al nivel de los originales cachivaches mecánicos del año pasado, han vuelto a mostrar y demostrar de una forma tangible, lúdica y notoria cómo cada donativo se convierte en una ayuda.
Un recuerdo para la campaña integral del Gobierno de Navarra/Ministerio de Trabajo e Inmigración por lograr que “no entender nada haga que lo comprendamos todo”. Un día cualquiera Navarra amaneció con la portada y contraportada de sus dos principales diarios escritas en rumano, árabe y búlgaro, y los noticiarios de los principales informativos de televisión y radio también fueron presentados en estos idiomas. Una campaña de bajo coste pero de gran repercusión social para hacer sentir a la sociedad la dificultad a la que un inmigrante se enfrenta todos los días: el idioma.
Un recuerdo para la bendita locura de encerrar durante diez días a un tipo en Fnac y convertirle en corresponsal mediático de todo lo que sucede en el interior de estos grandes almacenes, así como en cobaya de todas las novedades y actividades que se desarrollaron durante esos días. Un recuerdo para el caso de adssociation de Nextel, que convirtió su principal atributo diferenciador en una marca; es decir, convirtió su característico timbre en un significante asociado al éxito. Un recuerdo para Spotitime, un conversor que transforma las horas trabajadas para los clientes en horas de música, una forma original de convertir los tediosos informes trimestrales en algo mucho más atractivo e incluso divertido. Un recuerdo para esa gestoría creada por Aquarius que se encarga de ayudar en los trámites a las personas que desean cambiar su nombre: “para esa gente que se llama Xavi pero no tiene cara de Xavi, modelos que por llamarse Domitila dejan de ser modelos o algún José María que le gustaría llamarse María José”, porque “si algo no te gusta en tu vida tienes la libertad de poder cambiarlo”. Gran concepto y divertida idea. Un recuerdo para la Pasarela Skip que presentó la primera colección de ropa hecha para mancharse, un desfile de María Barros donde los niños se iban ensuciando mientras jugaban para, finalmente, introducirse en una ficticia lavadora gigante y volver a desfilar impecables gracias a la eficacia de Skip.
Y, por último, un recuerdo para otras grandes campañas de bronce que tampoco han sido recordadas en esta columna; lamentablemente me recuerdan que tengo un máximo de 3.000 caracteres con espacios y tomando el sol ya me he pasado ochenta y siete.