Hay una cierta contradicción en las declaraciones a El País de Dominic Brisby, presidente de Altadis, al decir que “la ley va a ser un gran fracaso” y que “el impacto sobre las tabaqueras no va a ser tan grave, normalmente hay un descenso pequeño en el volumen total de ventas de cigarrillos de en torno al 3%, pero luego se recuperan”. Claro que “para la industria hostelera será un desastre”, pues en Gran Bretaña “simplemente los consumidores han cambiado su estilo de vida. Ya no van a un pub o a un bar, sino que se van al supermercado, compran latas de cervezas y se van a casa a fumar”. Aparte queda el aviso de que “Adolf Hitler fue uno de los personajes más radicales contra el tabaco” y que “pese a todos esos ataques, el hecho es que los fumadores van a seguir fumando porque disfrutan de ese placer. Lo cierto es que, mientras los extremistas se vuelven más radicales, los fumadores han sido muy tolerantes con esos ataques”. Ni una sola palabra sobre los daños probados que causa ese placer no sólo entre los fumadores, sino en mucha más gente. Pero claro, “si un presentador quiere fumar el Gobierno no es nadie para impedírselo”. Sobre todo en los países menos desarrollados, donde están dirigiendo todos sus esfuerzos para buscar nuevos clientes.
Pena, penita, pena. Otros que también lo pasan fatal son las televisiones privadas, que tras sumar los ingresos por publicidad de TVE quieren que también los de las autonómicas. Claro que los datos del informe de Deloitte sobre el coste de la televisión pública en España son impresionantes: en 2009 recibieron subvenciones por importe de 1.362 millones de euros, un 26% más que el año anterior, y aún así acumularon unas pérdidas de 772 millones de euros. El coste neto por hogar de RTVE fue de 34 euros, pero las autonómicas nos cuestan el triple, 110 euros por hogar. Y en el caso de Telemadrid, son para pagar a Sánchez Dragó, Herman Tertsch y compañía, que tiene mérito.
No quiero pagar TV. Al tiempo, la TV de pago no las tiene todas consigo, pues sólo la tienen 3,6 millones de hogares, el 21,3% del total, dos puntos menos que hace un año. El gasto medio por hogar en televisión codificada baja a 28 euros, 2,4 menos que el año anterior. El estudio del Observatorio Nacional de las Telecomunicaciones y la Sociedad de la Información muestra posiblemente los efectos de la crisis, el impacto de la TDT –que ha aumentado exponencialmente la oferta de canales gratuitos– y la guerra del fútbol, que hizo que el último año hubiera partidos gratis todos los días y a todas horas.
Fusiones defensivas. Pero no hay que olvidar que estamos en tiempos de fusiones, pues tras Tele 5 y Cuatro está lo de Telefónica y Tele 5 en Digital +, autorizado con algunos matices por la Comisión Nacional de Competencia. Y claro, Mediapro y Antena 3 están mosqueados y advierten que prefigura un escenario en el que “tres o cuatro dictarán lo que pasa”, confirmando que Antena 3 y La Sexta continúan las negociaciones para una posible fusión, pero sólo “para defenderse”. Pues a mí me parecen muchos esos “tres o cuatro” que dictarán lo que pasa, y pienso que se quedarán en un par.
TV con Internet. Claro que todo va tan rápido que al final puede que quede uno solo, y sea Google. Javier Rodríguez Zapatero, director general de la compañía en España, Portugal y Turquía, ha señalado: “O sabemos manejarnos en este mundo, que crece tan deprisa, o no sabremos sobrevivir”. Por lo pronto, la llegada de la televisión a Internet supondrá que “cada año y medio habrá que cambiar de aparato”, aunque afortunadamente, las teles son también cada vez más baratas. Tras convertirse en el gran dominador de Internet, Google puede comenzar a apuntarse como el controlador del mando de la tele. Y sí, quizás los más viejos del lugar seguirán/seguiremos viendo los canales tradicionales, mientras los jóvenes pasan total de esas programaciones con bloques de anuncios interminables y ven por Internet en el salón las series y todo tipo de películas y programas sin nada de publicidad.