Ni es aceptable que no haya, como en publicidad, un Autocontrol que implique a todas las cadenas y evite que el medio televisión cambie el significado de sus siglas TV por Todo Vale.
Ni debería ser un cambio de horario la solución sino la desaparición del programa con un apercibimiento de pérdida de licencia a la emisora. Mejor aún: la pérdida de licencia como advertencia al resto.
Ni hay que tener miedo en casos como éste a actuar sin complejos.
Ni voy a gastar una línea más en este tema porque me preocupa más la posición de los anunciantes, las agencias, las centrales de medios, etc., porque…
Ni debería ser necesario recordarles –¿o tal vez sí?– que con su contribución publicitaria a estos engendros camuflados de investigación social, por no hablar de los programas de puro cotilleo con C de corazón, contribuyen a convertir el medio en un auténtico VT (vertedero televisivo) de bull shit que los potenciales heavy users irán abandonando por hastío.
Ni es lógico tener que llamar la atención de los anunciantes sobre el hecho de que la imagen de sus productos y marcas es contaminada por los patrocinios, o la planificación indiscriminada de sus anuncios, en lo que se podría denominar pornoprogramas.
Ni confundir share con público diana.
