Resacón: medios muertos o en estado terminal y muchos compis de paro.
Futuro: la televisión manda y el sector, que asistía con normalidad a bajadas de costes del 40% que sumían a las cadenas en la indigencia, ahora claman al cielo porque esos mismos medios tratan de subir los costes un 20%. Las religiones suelen ser duras y exigentes con sus fieles, de forma que los dogmas se asumen en su conjunto.
Si el mercado es bueno cuando sus reglas nos favorecen, es igual de bueno cuando sus reglas nos rompen la cara. La ley del embudo con sus lados anchos y estrechos es otra cosa y ahora, en la tele, la demanda dicta sus reglas. ¿Hay consecuencias? Pocas: suben costes y es posible, sólo posible, que la TV se convierta en un terreno sólo apto para las guerras de los más grandes, dejando a los pequeños en la lucha de guerrillas. Si alguna marca piensa que eso es poco para ella, habría que recordarle que las guerrillas, en España, le rompieron los dientes al que entonces era el más grande: Napoleón.
Efectividad hay en todos los medios que se usan bien. A por ello, que habrá sorpresas.