Ellos lo describen así. Despegar es como dar un salto de dos dígitos y deben conformarse con un crecimiento vegetativo entre el 2% y el 3%. Y siguen diseñando acciones de marketing y comunicación para fidelizar a sus consumidores actuales y otras para captar a nuevos. Les preocupa la competencia. Cada vez hay más ofertas de productos similares a menor precio que el suyo. Bueno, similares no porque ellos creen todavía que lo suyo es único. Pero, al parecer, los consumidores no piensan igual y les ponen los cuernos con cualquier imitación.
El primer día de mi retiro en la montaña lo pasé haciendo planes. Diseñando estrategias. Buscando huecos por donde colar alguna campaña efectiva. Pero por la noche desperté con mi primer ataque de ansiedad. No es eso lo que necesitan para despegar. Si quieren hacerlo tienen que cambiar cosas mucho más serias. Deben reconvertir su negocio. Deben analizarlo desde otro prisma.
Mi angustia estribaba en que por más acciones que se hiciesen, invirtiendo cantidades más que razonables, no lograban despertar el interés del público. Sus productos son uno más. Nadie daría un paso para comprarlos si no los encontrasen fácilmente. El comprador no tenía ningún cariño, aprecio o amor por ellos.
Primera video-conferencia. Hablé con Alex, el presidente y consejero delegado sobre sus clientes. No resolvió ninguna de mis dudas. Tiene todos los números en la cabeza. Sabe quién compra, en qué ocasiones, con qué otros productos se les asocia, por qué cambian de marca