Por si no tuviéramos bastante con los despidos en cadena y la crisis que nos aplasta, en cuya gestación han tenido mucho que ver la ambición desmedida y la irresponsabilidad de algunos empresarios y ejecutivos desbocados, ahora contamos con una academia oficial de tiburones, en la que, visto lo visto, se premia la desunión y la habilidad para echar balones fuera y culpar de nuestros fallos al que tengamos más cerca. Por el contrario, al que tiene la honradez de asumir sus errores, y además lo declara en público, se le despide sin miramientos.
La televisión es ante todo espectáculo, o esa idea quieren vendernos, y en el show business todo vale, pero de ahí a defender públicamente el decálogo del trepa, ahora que los valores éticos y las normas más básicas de convivencia cotizan a la baja