Es un ejemplo de campaña de marketing promocional mal ejecutada. Seguramente el medio escogido sea el adecuado, así como el público objetivo o el motivo promocional, pero ha fallado algo tan sencillo como la decisión del momento en que se lleva a cabo la campaña: nuestro mensaje no ha llegado en el momento oportuno.
Hay dos procesos clave en los que el análisis de nuestras bases de datos de clientes y de potenciales clientes puede suponer el éxito o el fracaso total de una campaña de marketing promocional. Uno a la hora de diseñar la táctica de la campaña, otro a la hora de analizar los resultados de la misma de cara a establecer nuevas acciones de futuro.
Los objetivos de una campaña de marketing promocional están claros: incrementar la demanda del consumidor, estimular la demanda del mercado, fidelizar al cliente, reducir stock, etc. Pero para llegar a estos objetivos tenemos que conocer a nuestro público. De la misma forma, una vez finalizada la campaña, ¿cómo medimos los resultados? Y es más, ¿cómo utilizamos esos resultados para mejorar nuestro servicio de cara al futuro?
Muchas empresas se quedan simplemente con la acción: ya han realizado la promoción, así que queda esperar a que aumenten las ventas. Sin embargo, cada vez que realizamos una acción promocional los datos que obtenemos pueden convertirse, si se tratan de forma adecuada, en un auténtico filón que puede ayudarnos a mejorar nuestras tácticas respecto a futuras acciones para el cliente.
Cualquier acción promocional puede convertirse en datos, los datos en información, la información en conocimiento y éste en un valor añadido que nos ayudará a que nuestras futuras acciones de marketing sean realmente efectivas. El tratamiento y el análisis de la información, transformada en informes estadísticos, perfiles de comportamiento y estudios predictivos, le ayudará a reforzar, prolongar y hacer más rentable la relación con sus clientes.