En un escenario casi desnudo, sin más adornos que un sillón y un entarimado incompleto, Eva Hache brilló. “¡Qué despliegue!”, dijo al salir a escena. Después de comentar de pasada las exigencias que le había planteado a la organización, y que ésta desoyó repetidamente
“¿Sois siempre los mismos?”
En un escenario casi desnudo, sin más adornos que un sillón y un entarimado incompleto, Eva Hache brilló. “¡Qué despliegue!”,