Empático, experto en datos, heavy user de Internet y conocedor de todos los secretos del ROI. Son algunas de las habilidades que la realidad impondrá a todo aquel que quiera ser ( o seguir siendo) director de marketing en el futuro.
A esas cuatro características ineludibles se suman muchas otras, pero las más importantes han sido recopiladas por la escuela de negocios digitales Foxize School en un documento colaborativo en el que han participado 38 profesionales del marketing. Todos ellos han aportado su visión sobre cómo debería ser el director de marketing del futuro.
La mayoría de ellos han coincidido en citar las siguientes habilidades:
• Experto en tecnología. Deberá ser un heavy user de Internet y de todas sus vías de acceso: ordenadores, móviles, tablets.
• Gran analista del ROI. Será más científico y medirá el retorno de cada acción y/o impacto en la facturación.
• Adaptable a los cambios. Deberá liderar el cambio de una compañía hacia las nuevas tendencias, deberá evangelizar al comité de dirección y guiarlos en los cambios que se avecinen.
• Experto en datos. En su análisis, en la elaboración de modelos y eventualmente en la estimación del comportamiento de los mercados.
• Empatía e inteligencia emocional. El director de marketing del futuro tendrá que entender la vinculación emocional de los consumidores con sus marcas y reforzar estos vínculos contribuyendo a mejorar la calidad de vida del consumidor para que el precio no sea la única dimensión.
• Responsabilidad social. Tendrá que entender que el consumo ya no será un fin, sino un medio para el bienestar y asumir tres cuentas de resultados: la económica, la social y la medioambiental.
• Liderar la organización. La dirección general deberá estar en manos de un gestor excepcional, pero el director de marketing tiene que ser el impulsor de motivación y de espíritu de equipo dentro de la empresa.
• Gestor de recursos externos hiperespecializados. Asumirá características de planner estratégico interno a su organización.
• El cliente en el centro. Trabajará la experiencia del cliente de forma integral, es decir, todos y cada uno de los puntos de contacto de la marca con el cliente.
• Formación constante. Dedicará un tercio de su tiempo a aprender.