En este caso, lo que olvidamos es la mezcla de esa realidad con el cambio tecnológico, pues la TDT implica la proliferación de PVR, televisiones planas con discos duros capaces de almacenar muchas horas de televisión y muchos cambios en cuanto al perfil del usuario en el poder. La tecnología les pertenece a los más jóvenes, que serán los que den el golpe de estado a la hora de asumir esta nueva capacidad tecnológica.
Así pues, si sumamos fragmentación y capacidad tecnológica para un visionado selectivo sin publicidad, el resultado se complica enormemente y nos coloca en una realidad mucho más compleja de lo que se viene hablando.
Vamos, que éramos pocos y parió la abuela. Cuando se empiecen a considerar las huellas digitales, los momentos de visionado de la publicidad, el perfil de los usuarios al mando y la cobertura y audiencia real de cada campaña, nos encontraremos con un gato al que va a ser muy complicado convencerle para que se ponga un cascabel.
Juan Manuel Beltrán es director de compra de Mediacom.