La resiliencia en publicidad (o cómo afrontar el dramón de nuestra carrera laboral)

Más fusiones en el mundo de la publicidad: más despidos. Y nuevas adquisiciones de agencias por grupos: más nuevos despidos.

resiliencia-en-publicidadMás fusiones en el mundo de la publicidad: más despidos. Y nuevas adquisiciones de agencias por grupos: más nuevos despidos. Un vistazo a las noticias de la industria publicitaria es como asistir en directo al derrumbe laboral en cámara lenta de un sector que hasta hace unos años era una fuente de trabajo estable, chupi y bien remunerado. 

Malas noticias amigos, dado que comenzamos a trabajar acabados los estudios académicos, unos antes, otros después, sobre los 25 años y nuestra vida laboral debería abarcar hasta los 67 (que es la edad oficial de jubilación), en 40 años parece “impepinable” que nuestro sector nos va a poner por delante una prueba difícil de superar tarde o temprano. Un ERE por la caída de algún cuentón en la agencia, el mobbing de un jefe psicópata que te hacía la vida imposible hasta odiar la publicidad o la edad que no perdona en un entorno que cada vez valora más la juventud como único interlocutor con las nuevas hordas de usuarios… ¿O es que te ves haciendo marketing para millenials con 60 tacos?

Aunque un proverbio chino aconseja ser ante los momentos difíciles “flexible como el bambú, moldeable como la arcilla y capaz de adaptarse al cambio como un lobo”, estar en disposición de sobrellevar los peores momentos de nuestra carrera laboral cuando pintan bastos en el sector no es tan fácil de resolver como masticar una letanía originada en el lejano oriente hace miles de años de antigüedad cuando todavía no existían spots, cuñas o banners…

Y es que solo hay dos formas de adaptarse a una situación complicada: hundirse o crecer. Ahí es donde es crucial lo que los que saben mucho de neurociencia denominan como resiliencia. ¿Habíais oído hablar alguna vez de esta palabra? La resiliencia es la capacidad de afrontar los problemas de forma constructiva para superar cualquier situación difícil saliendo fortalecido de ella, lo cual debería ser materia obligatoria en los cursillos de riesgos laborales del mundo del marketing y la publicidad todos los años, para ser capaces de afrontar mentalmente los difíciles años que se nos presentan viendo los continuos bandazos que nos están alejando más de lo que fue una negocio estable y completamente definido durante muchas décadas y casi desde sus inicios.

Lo que parece es que nadie se va a librar de tener que lidiar con varias perrerías profesionales a lo largo de su vida laboral: algunos se apuntarán al victimismo echándole la culpa a Martin Sorrel, otros se enfurecerán y se instalarán en una actitud agresiva por no haber tirado por Derecho o Económicas y por último, estarán las personas resilientes que son las que aceptan el sector tal y cómo es y se adaptan y enfrentan a los cambios, muchas de ellas harán un máster en marketing digital o un doctorado en redes sociales y comunicación en Internet o se descargarán Snapchat en su móvil y descubrirán el marketing de los millenials, en definitiva, se reciclarán y tirarán «p’alante».

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José G. Pertierra, autor del artículo.

Aun así, parece un poco injusto eso de tener que ser un Superman mental para poder currar de forma razonable. Aunque hay muchos que arrojan la toalla y acaban abriendo una casa rural (¿Cuántos creativos cincuentones conocéis que han acabado haciéndolo?) otros muchos nos rendimos ante la evidencia: nos gusta la publicidad. La clave para poder resistir y continuar progresando profesionalmente a pesar de las muchas trastadas que nos hacen y las que nos quedan por vivir es la misma: lo mucho que disfrutamos nuestro trabajo cuando nos dejan. Al final, tienes que ser capaz de valorar lo que te divierte elaborar un plan de medios, escribir un copie o crear en tu Mac una dirección de arte para una campaña.

La superación constructiva de una faena laboral no significa que debamos pasar necesariamente por situaciones dolorosas para poder experimentar crecimiento personal y la resiliencia en nuestra profesión debería ser un lujo mental que nos podamos permitir pero no una obligación individual si somos capaces de empezar a repensar nuestro mundo de forma sensata y a practicar nuestra propia capacidad de adaptación como hace cualquier profesional de otros sectores quizás sin mirarse tanto el ombligo, no?

José G. Pertierra, director General de Clicknaranja