Confidencial Times: enero 2016

Desorden positivo. Después de toda una vida educándonos e inculcándonos el orden como algo imprescindible y fundamental para triunfar, llega

Fernando Montañés, IPMARK; Confidencial Times
Fernando Montañés
Desorden positivo. Después de toda una vida educándonos e inculcándonos el orden como algo imprescindible y fundamental para triunfar, llega Daniel Solana asegurando lo contrario. La inteligencia mética, casi totalmente desconocida e ignorada, cuando no denostada, y casi opuesta a la inteligencia lógica predominante, es analizada y redescubierta por el fundador de Double You como una de las claves de los grandes avances en todos los aspectos de la vida. El ‘Desorden’ o inteligencia mética que aconseja en su nuevo libro (LID Editorial) es en realidad una combinación de sagacidad, ingenio, creatividad, audacia, intuición, experiencia y sentido de la oportunidad, que permite ver las cosas desde otro punto de vista más allá del hiperracionalismo, y ayuda a tomar decisiones que la lógica posiblemente desaconsejaría. Parece evidente que los análisis lógicos conducen a la minimización de riesgos y, por tanto, también reducen las oportunidades de hacer algo diferente a todo lo demás. Algo que sin duda tiene mucho más probabilidades de fracaso, pero que en caso de tener éxito y triunfar supondrá un avance muy superior.

Más allá de la publicidad. La tesis de Daniel Solana va mucho más allá de la publicidad, si bien sea este uno de los campos donde resulta más clara e imprescindible la aplicación de esa inteligencia mética. Es sabido que en comunicación comercial la lógica que parece sugerir repetir los argumentos e ideas que ya han tenido éxito no lleva a ninguna parte, y las bases de cualquier campaña es tratar de encontrar nuevos caminos, que además suelen agotarse cada vez más rápidamente. La lectura de ‘Desorden’ resulta esclarecedora, original, entretenida, y realmente aconsejable para tratar de darle la vuelta a todo e intentar buscar otra forma diferente de ver, analizar, estudiar, hacer las cosas, y tomar cualquier tipo de decisión. Sobre todo en unos tiempos en los que los cambios se van acelerando cada día más, y lo que hoy resulta válido e innovador mañana estará anticuado y obsoleto.

Demasiadas comisiones. “En la vida ya pagas demasiadas comisiones”, asegura la nueva campaña de Bankia realizada por El Ruso de Rocky para anunciar que la entidad quita esas comisiones que cobraba a los clientes. Aunque esté en clave de humor, no parece el concepto más adecuado para estos momentos en los que la palabra comisiones se relaciona de forma tan evidente con políticos, consejeros, tarjetas black, preferentes, acciones… Efectivamente, todos pagamos demasiadas comisiones, y posiblemente las menos importantes y que pagamos con gusto son las que humorísticamente nos recuerda la campaña, pues se pagan a amigos, familiares y compañeros. Nada que ver, desde luego, con las que cobran los bancos, directivos, políticos y tantos que prefiero no calificar.

Hacienda ¿somos todos? Vuelve a estar de plena actualidad uno de los slogans más exitosos y recordados de la publicidad española, que data de finales de los 70, hace casi 40 años. La Abogacía del Estado, tratando de exculpar a la infanta Cristina de Borbón, asegura que “Hacienda somos todos solo es publicidad”, y no tiene, por tanto, validez jurídica ni legal alguna. Vamos, publicidad engañosa. Algo que ya se sabía y comprobamos día a día cuando se comprueba que cuanto más rico es uno, menos impuestos paga, o las triquiñuelas empresariales que permiten que las multinacionales paguen menos que muchas pymes, pero que hasta ahora no había reconocido el propio Estado. Por cierto, ¿la publicidad no era contractual, o también es solo publicidad?