La animación en España

Lamentablemente muchas veces percibimos que somos un sector industrial totalmente desconocido, no para las audiencias o para el público internacional,

Lamentablemente muchas veces percibimos que somos un sector industrial totalmente desconocido, no para las audiencias o para el público internacional, sino para los actores del audiovisual, para los potenciales inversores o para las administraciones públicas nacionales. En este país se conoce poco o muy poco de lo que hacemos.

Para poder responder a todas estas preguntas con hechos y números nace el Libro blanco del sector de la animación en España 2012, con todos los datos actualizados de este sector gracias a un año de intenso trabajo. Y precisamente con esa misma orientación nació la Federación Diboos, que presido con inmenso privilegio, con una clara vocación internacional desde el origen ortográfico –no castellano– de su nombre.

En este Libro blanco podemos verificar con inmensa alegría que los creadores y emprendedores de este país que representan a la animación española han aprobado con nota en todas las áreas en las que se las analiza.

A nivel educativo, muchos largometrajes para un público más adulto han hecho reflexionar sobre temas como la integración o la tercera edad, y nuestras series de animación continúan enseñando lenguas, incluyendo el euskera, el gallego o el catalán a los más pequeños.

A nivel cultural, en la animación se han obtenido Premios Goya dentro de apartados que no son sólo técnicos o específicos de la animación. Varias obras españolas han obtenido premios dentro de las citas más prestigiosas como los Bafta, los premios europeos, los Annie o los Oscars.

A nivel comercial, nuestros proyectos de animación son coproducidos o comprados en la mayoría de los casos por los más importantes distribuidores de cine internacional o por los principales canales infantiles norteamericanos como Disney, Cartoon Network o Nickelodeon. Películas de animación españolas han liderado la taquilla durante muchas semanas en este país y han alcanzado más de 2500 pantallas en Estados Unidos. Empresas multinacionales del juguete, videojuego y editorial como Bandai, Simba, Sony o Panini han decidido emprender la inversión en proyectos españoles, muchos de ellos premiados en el apartado de licencias.

En el área digital y a nivel innovación y desarrollo en estos años hemos sido pioneros en áreas como la alta definición en televisión, el crowdfunding, la estereoscopía, la agregación de canales en Youtube con millones de descargas internacionales por mes o incluso por el desarrollo de software específico para el desarrollo de líquidos que utilizan los principales productores del cine de acción de Hollywood.

La taquilla mundial de las películas familiares y de animación sigue siendo uno de los ejes del cine cada fin de semana creciendo año tras año. El valor del copyright de marcas de animación infantiles ha alcanzado cifras cercanas a los 50 millones de euros. La inversión privada vinculada a los contenidos, como puede ser la alimentación, el mundo editorial, el juguete o el videojuego sigue en crecimiento. Y lo que es más importante, el consumo de contenidos digitales y, por tanto la inversión publicitaria a través de Internet, smart TV y aplicaciones interactivas, crece exponencialmente.

Por otra parte, desde Diboos aplaudimos el control de los contenidos inadecuados en las cadenas nacionales en la franja de protección infantil que se ha puesto por fin en marcha este año. El apoyo de los canales infantiles públicos como la BBC, France TV, Gulli o la RAI y la obligación de inversión en contenidos locales también en los canales comerciales ha conseguido que el eje de la producción y los contenidos de animación sea estructurada con contenido nacional.

Gracias a la publicación de este Libro blanco, este es un cuento en el que la animación tiene ya carroza, príncipe y zapatos de cristal y deja por fin de ser considerada la cenicienta del sector audiovisual español para convertirse en una princesa real.

(*) Carlos Biern, presidente de Diboos.